Esta ruta, a diferencia de las demás rutas jacobeas, no tiene como destino la capital compostelana, sino que es precisamente su origen.
El Camino de Santiago a Finisterre es una especie de epílogo dividido en cuatro etapas que los peregrinos se aventuran a emprender después de visitar al Apóstol con ánimo de ver por ellos mismos el "fin de la tierra" y su entorno, lugares llenos de cultos ancestrales y mágicos que perduran hasta nuestros días.